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Esperancita Escarlata

Tres batucas

Tres batucas

Era por la mañana. Por la mañana era cuando las vi. Como tres tristes mariposucas. Tonos suaves sobre ellas. Vestían aún sus batas del Pirineo. La una rosa. Las otras dos en tonos azules. Uno más pálido que el otro. Se habían sentado a observar desde su lado de la carretera. Estaban juntitas. Como para darse calor. La mañana no era realmente fría, pero quizás ellas tuviesen frío. Ese frío que a veces se nos mete por entre los huesos.

            Al otro lado de la carretera, justo al otro lado, en lo que antaño quizá fuese al otro lado del camino, la pala escavadora daba cuenta de un edificio. De una casa. Porque aquello había sido una casa. No sólo un edificio. Ellas lo sabían bien y por eso el frío se les había colado dentro. Parecía que temiesen que su propia casa desapareciera también. Al otro lado del camino. Ahí había estado por muchos años la que fuera casa de sus vecinos. Quizá murieron. Quizá se fueron a vivir al pueblo grande. ¿Y ellas? ¿Tenían más pena por lo que ya no estaba o por no poder irse ellas también?

            Troceaba la pala tabiques y vigas. Techumbres, paredes, baldosas y estantes. Y ellas sin un parpadeo. Sin hablarse nada. Quietucas las pobres. Como tristes hadas. ¿Quién iba a decirlo? Si no hacía nada que eran unas niñas y juntas, jugando, cuántas veces no habrían salido para ir hasta el otro lado del camino y encontrarse allí ¿quién sabe con quién? ¿Con alguna amiga? ¿Con alguien que al cabo fue como un hermano?

            Pasaban los coches y ellas ajenas. No sentían más movimiento ni más ruido que el que tenían de frente. Pasaban camiones y nada de nada. Ellas fijas en la pala.

            Cuando al mediodía volví a pasar, ya de vuelta a casa, ellas ya no estaban. Quizá ya no quieran salir a la calle que ya no es la suya. Quizá lloren dentro. Quizá ya no quieran mirar. Quizá un hijo suyo se compre un pisito de los que construyan y quizá sus nietas miren desde casa cómo un día una pala da con sus zarpazos al traste con la que fuera la casa de su “buelita”.

8 comentarios

Piruleta -

Es que la foto se tomó a la hora de la telenovela o culebrón y además hacía fresco esa mañana y después de mirar un poco las obras (el disgusto no fue para tanto), se metieron a tomarse un "refrigerio", consistente en carajillo con pastas, para caldearse un poco y quitar los disgustos, como mandan los cánones.

Naranja -

joder, pues yo sigo sin ver a las viejas!
cagüenriau

Leo -

Con lo que me había gustao el cuentu de las batucas y ahora con el ontos y el nomos y eso que me da como mal rollo...
¿No serán la madre y la tía del alcalde y la güela del constructor, paralizadas por la emoción?

Desierto -

Patapalo dos, tú.
¿Será cosa de la carrera?

Hala, que pares sean, preciosa.

Anónimo -

Bueno así de un modo sencillo digamos que es el empleo de leyes generales ,universales en el estudio o análisis de un sujeto u objeto. Yo, en este caso, quería decir: “ensanchando la manga” o “sin demasiado rigor”, tiene cabida tal referencia al objeto.

Nomos: Ley
Ontos: el ser, aquello que es

Disculpas, ya se ve que eras de ciencias tu.

Piruleta -

¿Perdón?
¿Nomotética?
¿Que mire qué? ¿Dónde?
¿Fui yo la que dijo que hablabas claro?
Un poco de glosa, por favor, andaaaa.

blind -

¿Sabes? Tiene un aire así como de romance, la estructura al menos guarda cierta similitud, el título también. Desde una perspectiva nomotética claro está. Mira ahí abajo el anuncio publicitario Maquinaria Obra Pública, que poco respeto.

Anónimo -

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte. (Quevedo)