Vacío

Me ha hecho llorar.

Era una madre. Hablaba con un periodista de su hija muerta hoy hace un año. No me cuesta mucho ponerme en su lugar para saber cuánto la quería. La quiere.

Hablaba de ella con dulzura y palabras sencillas. Narraba cómo habían sido los últimos momentos que vivió con ella. Las últimas palabras que la oyó pronunciar al darle las buenas noches. La expresión de su cara. No puede olvidar. ¡Como va a hacerlo!

Se asoma aún a la ventana para verla llegar como hacía todos los días que ella tenía clase. Para verla andando por la acera... con sus libros. Para prepararle su platito de comida porque pensaba que tendría hambre ya... Pendiente de ella siempre.

A pesar de todo, se siente afortunada en alguna medida por haber tenido la suerte de conocerla. De haber tenido una hija como ella.

Hoy, en el aniversario de su gran pérdida, de su tremendo dolor, ha seguido los pasos de la hija. Ha hecho en su honor el mismo recorrido. Ha tomado el mismo tren. Con el mismo libro que ella. Incluso ha abierto el libro aunque no ha sido capaz de leer ni una sola página.

Se ha sentado en un banco y ha encendido una vela.

Ha llorado en silencio.